lunes, 12 de marzo de 2018

VISITAMOS EL CIRCO TIHANY

No hay edad para ir al circo. Nos encanta su magia, su mundo tan lleno de fantasía, sus colores, su música, todo es distinto a lo que vemos diariamente en nuestra vida. Es por eso que grandes y chicos, jóvenes y adultos, fuimos al circo, y nos encontramos con un espectáculo variado, con los típicos números de malabaristas, acróbatas, trapecistas, payasos y magos. A partir de la prohibición de la participación de animales, surgió con toda fuerza el espectáculo de baile, con gran cantidad de bailarinas ataviadas con hermosos trajes.
Tengo dos cosas para destacar del espectáculo, según mi punto de vista: por un lado, me encantó el payaso, que evidentemente no habla nuestro idioma, pero con gestos muy claros logró mantener la atención y la risa de los espectadores. Y a su vez, el mago, con un idioma español que a las claras mostraba las tonalidades de su  largo recorrido por el mundo,  fue capaz de asombrar con la aparición y desaparición de personas y objetos inesperados.
Lo que debo criticar, y aclaro que yo estaba sentada muy lejos de ese lugar, es la peligrosidad para los espectadores ubicados en el palco, que se vieron bajo el trapecio y los artistas que se hamacaban sobre sus cabezas sin ninguna clase de red que atemperase una probable pero no imposible caída. No creo que eso sea correcto, pienso que había una de dos opciones: ubicar las hamacas voladoras en otro espacio, o no vender entradas en aquel lugar, lo que para el circo significaba aceptar la presencia de menos espectadores, pero de ese modo, no arriesgar a tanta gente, que dependía de la destreza o la suerte de los acróbatas.
Fuera de estas consideraciones, que para mí son fundamentales porque hacen a la seguridad de las personas, fue un espectáculo muy bien armado y atractivo.

Por Celia Munich

Para Lauetmo Prensa

No hay comentarios.:

Publicar un comentario